¿Qué pasa si me condenan a pagar y no tengo dinero?

Una persona que ha sido condenada a pagar cierta cantidad de dinero, pero no dispone de dicho importe o de las facilidades económicas para hacer frente a esa situación, dispone de algunas opciones o recursos para retrasar el pago, negociarlo en otras cuotas, e incluso eliminarlo por completo.
Opciones disponibles cuando una persona es condenada a pagar y no tiene dinero
1. Recurrir el pago
Una de las primeras alternativas de las cuales dispone una persona para hacer frente a una situación de pago que no se puede asumir en ese momento, es recurrir dicho pago.
Sin embargo, es una alternativa que, en muchas ocasiones, no es muy efectiva o directamente no es posible.
2. Renegociar la deuda
La siguiente alternativa de la cual disponen personas que se enfrentan a esta situación pasa por contactar directamente con los acreedores con el objetivo de negociar el pago de dicha deuda.
En muchas ocasiones, será posible conseguir un acuerdo con las empresas y reducir, por ejemplo, la cuota a pagar mensualmente, lo que puede facilitar el pago de la deuda total.
La renegociación de la deuda consiste, básicamente, en encontrar nuevas condiciones de financiación y pago. En este sentido, es fundamental que el proceso de renegociación se ajuste perfectamente al estado financiero actual de la persona. Para ello es fundamental analizar la situación real de los gastos, deudas en función de los ingresos disponibles.
3. Agrupar el pago de deudas mediante otro préstamo
Esta opción no es recomendable en la mayoría de casos, pero es bastante habitual.
Además de recurrir la deuda o de renegociar, algunas personas optan por tramitar las deudas a través de la solicitud de otro préstamo. Dependiendo de los cálculos financieros, será posible pagar todas las deudas con el préstamo solicitado y quedar pagando, exclusivamente dicho préstamo.
Si bien es una buena alternativa para hacer frente a deudas, es fundamental que la persona primero analice si está en capacidad o no de afrontar el pago mensual que implicaría el nuevo préstamo. Esta alternativa consiste es una forma sencilla de agrupar todas las deudas, lo que puede, sin duda alguna, facilitar el pago de las mismas.
La opción anterior es una de las más utilizadas y factibles, incluso más que recurrir el pago de la deuda, lo que además conlleva otro tipo de gastos porque es necesario contar con la asesoría de un abogado profesional.
Hay que tener en cuenta que solicitar préstamos para pagar deudas es generalmente una mala idea y supone empeorar la situación a futuro.
4. Ley de Segunda Oportunidad
De forma adicional a las alternativas anteriores, la Ley de la Segunda Oportunidad es para muchos casos la mejor opción para hacer frente a una situación de deudas, ya que permite cancelar legalmente las deudas.
A continuación, explicamos en qué consiste este mecanismo de cancelación de deudas.
La Ley de la Segunda Oportunidad
Como estamos viendo, las mejores opciones para evitar hacer frente a deudas que no se pueden pagar son: recurrir el pago, renegociar con acreedores, agrupar el pago de las deudas mediante la tramitación de otro préstamo o recurrir a La Ley de la Segunda Oportunidad.
Sin duda alguna, la Ley de la Segunda Oportunidad se posiciona como una de las mejores opciones disponibles porque permite la cancelación de las deudas, incluso si la persona no dispone de bienes.
La Ley de la Segunda Oportunidad le permite a particulares y a autónomos negociar más fácilmente las deudas para conseguir condiciones más flexibles de pago y, en algunos casos y siempre dependiendo de la situación económica de la persona es posible conseguir la eliminación total de las deudas.
Es importante destacar que este tipo de procedimientos está pensado para ayudar a los particulares, autónomos e incluso algunas empresas, a cumplir con los compromisos económicos adquiridos, siempre sin perjudicar a los acreedores.
Conclusiones
Una persona que se encuentra en una situación financiera complicada y que no puede hacer frente a sus compromisos de pago, debe buscar alternativas para renegociar dicha deuda, llegar a acuerdo e incluso acogerse a La Ley de la Segunda Oportunidad.
Por supuesto, para ello se deben cumplir con ciertos requisitos, pero sin duda se trata de una excelente alternativa para pagar la totalidad de las deudas, una fracción e incluso para eliminarlas por completo.
La Ley de la Segunda Oportunidad se posiciona como una de las mejores alternativas para evitar que la persona que posee varias deudas y que debido a su situación financiera no puede asumir en ese momento, no sufra las consecuencias asociadas a un proceso de morosidad que, en algunas ocasiones y dependiendo de la naturaleza de las mismas, puede acarrear el embargo de los bienes de dicha persona, además de otras consecuencias de gravedad.